Me dá miedo pensarte pensándome, y más miedo aún el que no lo hagas y borres mis ojos de tu consciencia. Ahora, sí, todavía...no siempre porque no existe, lo sé.
Pero si tú no sabes como definir este continuo pensamiento, este echar de menos a quien no ha sido, este absurdo devaneo del corazón, que un día maldice y al otro perdona, porque más vale el sol a la sombra que un perpetuo dia gris...yo tampoco.
Y no es cuestión de elección lo que escapa a la voluntad ni lo que anhela el sentimiento y no la razón.
Y te pienso constantemente en esa posición tuya, tan personal de ojos brillantes que penetran la conciencia, centrados, en no sé que cosas, ni en que dimensiones, pero a veces, quizás...un poco en mí.
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