Me sorprendió el otoño entre tus labios, de rosa y seda, cuando apenas brotaba y se cubría mi esperanza de amargas noches, me sorprendió tu beso tibio, volviendo mi sueño en luz blanca de estrella, y tu abrazo fugitivo, me recordó lo libre de las brisas, como antes cuando hacía nuestros encuentros casuales y te arropaba queriendo absorber de ti tus miedos, tocando tus manos y pensando que no hay nada más triste que un amor llora...
Te acercaste y visitaste mi alma, si, solo de visita, tapando los ojos inútil, como tratando de tapar a Venus su desnudez...tú, el de mis largas noches pensativas...por un instante, entre tu aliento, haciendo breve la eternidad, cortando las alas del deseo...
Quise beberme tu amor, parada en la estación del tiempo, donde no había nadie más, y no despertar y no dormir, para que no fuese un sueño más, aún sabiendo que no eras mío, dejé brotar mis emociones como un torrente hacia tus ojos, sintiendo ya el desgarro de tu ausencia, embargándome la tristeza, como perder el aire, apenas inhalado...
...y me estremeció la intima ternura del roce de tu adiós.
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