domingo, 15 de septiembre de 2019
Algo de mí
Naroa significa mar en calma. Cómo sus ojos de aguas profundas y oscuras.
Ella tiene la piel de mi madre, de un blanco marmóreo,los andares saltarines de mi padre,la inocencia de quien nunca creció, porque fué un Peter Pan. De su hermano la sonrisa y la mirada tranquila de ojos rasgados. De mis hijas las piernas eternas, la pose y lo que no heredó lo aprende cada día. De su tía Olga tiene el amor, que casi nunca entiende de sangre, de mí, los pies y las manos, la creatividad, y de su madre tiene el resto, el pelo, el ceño fruncido, el olor, los gestos, las ganas, las pocas o muchas según el día...
A menudo la llamo Coco. Porque hasta los dos años lució un coco liso con apenas unas pelusas de oro... Y le digo Cocoo! Coquilloo!! Coquetee!! Y ella viene cual platero, con un trotecillo alegre, sus ojos de azabache, su pelillo de algodón...y se me enreda como una madreselva, me inunda como una lluvia fresca y la huelo, la aprieto y la quiero infinito.
Sé que no le molestarà que la compare con un equino, porque nació amazona. Siempre hay un caballo con ella, debajo, al lado, delante detrás, al paso, al trote, al galope...Naroa siempre libre.
Ella es un milagro, con todos los sellos de la estirpe, un poco de mí, un cachito de mi alma, de nuestra alma. Gracias al universo por su existencia que hace que mi vida se prolongue hasta la eternidad...mi niña preciosa.
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