Aquella tarde
mientras las mariposas se posaban en tu espalda
felices, en la lentitud de las horas del verano
mientras el sol, hurgaba entre las hojas
danzando mil colores y destellos…
entendí la vida en tu sonrisa, en tu sosiego
y en el color de tus ojos, el que tanto discutimos
porque es, oscuro para el ámbar, claro para el azabache
ahora sé que son…”color paraíso”.
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